¡Mes de
Mayo, mes florido,
Yo me siento conmovido
cuando vienen del olvido
dulces recuerdos de un día.
Tiernos
recuerdas evocas,
¡oh, mes vestido de
flores¡
¡Cómo se ablandan las rocas,
cuyo hastío y llanto trocas
en esperanzas y amores¡
Pasaron ya
aquellos días,
dulces días de mi infancia,
cuando conmigo partías,
¡oh, madre¡, tus alegrías,
tu fe, tu amor, tu constancia.
Pasó, sí,
mi edad primera …
No volverá ya el cariño
de la que a mí me indujera
a que flores recogiera
siendo yo un ángel y un niño.
de mi madre no olvidé;
y así, al campo fui por rosas,
y a tu altar las más hermosas,
¡oh, María’, presenté.
Lleno de
dicha y ventura,
a tus pies yo me acercaba,
y en silencio, ¡oh, Virgen pura¡,
en tus manos, con dulzura,
mis obsequios te dejaba.
mis obsequios te dejaba.
Y entre
aquellas bellas flores
que de niño te ofrecí,
mis sonrisas, mis amores,
mis tristezas, mis dolores,
que quedaran consentí.
Ofrecer hoy
también quiero
cuanto tiene el alma mía.
Soy cual pobre marinero,
Que te ofrece por entero
Su barquito, ¡oh, Madre mía¡
PEROSA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario